¿Quién carajos es lila sky?
Una artista multidisciplinaria de Bogotá cuya música hospeda demonios y fantasmas en un mundo rosa de dulces y amor.

Lila Sky va a estar tocando en México durante octubre y noviembre. Para quienes no saben nada de ella, tiene una carta de presentación en las primeras barras de “Purple candy”, uno de los temas de reguetón de su EP debut del 2023 “Candyxx World of Luvv”:
“Me casé con el malianteo / soy gatita del perreo, salgo pa’la disco y hago travesura / me gusta que todo’ lo’ niño vean que estoy dura / ellos cantan pero no me llegan a la altura / diablita y latina, toda una hermosura".
De frente y entre semana, me pareció muy distinta. Habla tierno —consentido, dirían algunos— e inicialmente mirando hacia el piso. Su sonrisa amigable es suavemente acentuada por un piercing sobre el lado izquierdo del labio, su estatura es promedio y sus accesorios son, en su mayoría, anillos grandes o muñecos afelpados. Aunque no esté tomando ni saliendo de rumba seguido, los habitantes de los mundos de la fiesta elecrónica y la fiesta queer que la han visto por ahí dan fe de que la persona que conocí y la que canta esa y otras letras, que llegan a ser explícitas, son la misma mujer.
Ante otros, Lila Sky se ha dado a conocer con sus intervenciones en ropa y con su estilo de dibujo digital, que oscila entre lo niñezco y simple o lo saturado y oscuro. También con baladas bedroom pop en las que su voz y las notas de sintetizadores lo-fi destellan tanto como sus guantes de satín blanco o como un flash que rebota sobre los brillos que pegó a sus gafas oscuras y a sus audífonos.
El pasado 26 de agosto nos encontramos para conocerla un poco más y así traerles la decimotercera edición de la serie “¿Quién carajos es tu artista emergente favorito?”. Los nombres de las secciones de este perfil traen hipervínculos porque corresponden con los nombres de algunas playlists públicas que Danna/Lila ha curado en su Spotify, niñe del bosque. Ese ejercicio de curaduría personal expone la diversidad referencial y el hambre de novedad que tiene esta artista. “Yo soy adicta a la música y a buscar música nueva. No conozco casi música viejita. Pero sí conozco mucha música nueva de artistas de todo el mundo”.
Soy un insecto y me muevo lento
Danna nos contó que es libra, nació en Bogotá y creció escuchando voces femeninas. En la sala tronaban las de sus primas gemelas, con quienes imitaba a Avril Lavigne y las demás estrellas de MTV que dominaban el mundo. El canto de su abuela, en cambio, casi siempre era exclusivo para ella. Luego de ver y no recibir alguna ñapa de dulce tras el almuerzo, las primas volvían celosas de la cocina al televisor de la sala, quejándose de que hubiera una nieta favorita.
No podía ser de otra manera: Danna era (y es) muy tímida, era la menor de la camada y su mamá estaba casi siempre afuera, trabajando. Todo del mundo le daba miedo, así que crecía oculta tras la falda de su abuela, a quien llamaba Mamita.
Detrás de ese manto invencible, observaba cómo la doña cocinaba, confeccionaba todo tipo de atuendos y remendaba la ropa rasgada y embarrada de las niñas. A veces escuchaba un milagro. Cuando estaban a solas con el metálico picotear de la máquina de coser, la abuela cantaba un bolero viejo, un bambuco o algunas estrofas de Colombia Tierra Querida. “Mamita, tu voz es preciosa, tu debiste ser cantante”.
Según cuenta ahora, fue magia lo que atestiguaba en esos momentos. Y era tal el amor por esa mujer —tan experta en ser mamá que era madre de su madre—, que dedicaba sus ratos libres en el colegio no a jugar con otros niños, sino a escribirle canciones que luego le cantaba al llegar a casa. Danna no recuerda qué decían. Pero de algo está segura: “mi cosa favorita siempre ha sido escribir canciones. Me encanta. Es un momento en el que todo lo demás se me olvida”.
Por su timidez y ansiedad social, nunca se ha llevado bien con las expectativas de la academia. Quizás subestimamos lo que YouTube o Hannah Montana pudo hacer en la psique de muchas niñas tímidas que a futuro serían artistas, como ella: “Cuando escuchaba música en mi cuarto me imaginaba que yo salía en los videos musicales o que yo era la que estaba ahí siendo protagonista o bailando”. Danna no estudió en universidad, sino que ha sido empírica en casi todas sus aventuras artísticas: “lo que sé de diseño gráfico, de música… todo lo aprendí de internet”.
Blurryberry
Pero eso no es tan cierto. A perrear aprendió en Armenia, cuando vivió brevemente con una tía. Se enamoró de la diversión que sentía al bailar reguetón y aunque fue de quienes lo rechazaron ante sus amigos cuando era pequeña y no era cool, nunca dejó de escucharlo.
Aprendió en salones comunales, en fiestas de techno y drum & bass como Radikal Styles y en eventos en Loft (discoteca en Chapinero) a mirar al vacío y a habitar la intensidad.
“Como desde los 12 iba a fiestas de electrónica. Todos mis amigos eran muy grandes. Todos los demás tenían 17, 18 y yo era muy chiquita”.
CRRDR, otro artista que hemos perfilado y que podría decirse que comparte el nicho de artistas de lila sky, nos habló también de que tuvo esa experiencia formativa en esas fiestas. La escena de hard techno y drum & bass de Bogotá es quizás el nicho electrónico más longevo de nuestra ciudad, que para el mundo es hoy una de las capitales de la fiesta mundial. Estamos hablando de DJs y fiestas autogestionadas que empezaron antes de que terminara Betty La Fea. Con CRRDR y Lila, entre muchos otros artistas emergentes, está llegando a la vida nocturna bogotana el efecto artístico —y personal— de que el descuido de muchos de esos gestores derivara en que menores de edad de las clases alta y media fueran expuestos cada fin de semana a un mundo de raves intensos.
Pero allí donde CRRDR encontró sus primeras inspiraciones musicales, una lila mucho menor no recuerda casi qué artistas iba a ver: iba por callejear y encontró sonidos que le gustaban, pero también problemas e inquietudes sonoras.
“Realmente, me fui por las drogas. Era un parche de un ambiente muy pesado, de solo hardcore y hard techno. Y yo era muy chiquita. La gente me rechazaba por ser más pequeña. Y en ese tiempo la gente era más purista. Ahorita son un poco más open, pero en ese tiempo la tendencia era a decirse ‘ay no, aquí estamos nosotros los que sí sabemos de música y ustedes son solo unos niños’. Entonces, por todo eso, me alejé”.
Apenas salió del colegio, la tía de Danna vio el problema, la sentó y le dijo: "quiero que hagas algo, que pienses qué quieres". Acto seguido le pagó un viaje para que se fuera un año y conociera Francia, Israel e Italia. Funcionó perfecto: en la Accademia D’Arte AD’A de Florencia fue que reavivó su práctica en el dibujo y dio con su amor por el diseño de modas, recordando cuando acompañaba a su abuela a hacer manualidades textiles.
“En esa experiencia empecé a definir más mi ojo estético, mi visión. En esa escuela diseñé toda una colección, aprendí que para eso tocaba hacer un mood board, tocaba investigar y definir qué me gustaba, qué colores, qué texturas.
Uno de los proyectos de la colección era una falda que quise pintar, mezclando mis dos intereses. Era algo muy introspectivo: me pinté de bebé junto a mí de grande. Eso resumió todo el viaje: fue un encuentro conmigo misma, una oportunidad de autoanalizarme mucho para saber qué quería, para pensar las cosas que me habían llevado hasta allá. Poder expresar eso en otro lenguaje me gustó mucho”.


Antes de llegar a su música, mi algoritmo de Instagram me botó su proyecto de intervención sobre ropa, llamado Shy Toys. No duró mucho como negocio por la dificultad estructural que viven los emprendimientos, agravada porque hacía los procesos sola y por el detallito de que quería quedarse cada pieza que terminaba.
Pero no es un cierre total a ese medio. “Yo nunca me imaginé hacer música, la verdad. Cuando yo era niña en el colegio y a uno le preguntaban, yo siempre decía: ‘quiero ser cantante’. Pero después nunca lo pensé más. Cuando fui de viaje retomé la pregunta y me dije, "quiero ser artista".”
feeling emo
Con esa primera chispa empieza el camino hacia el perreo por el que se conoce hoy. Pero antes de llegar allá, y una vez volvió a Colombia, vino para Danna una faceta estéticamente oscura y poética, cercana al bedroom pop, a la declamación y al indie.
“Antes de lila sky escuchaba puro indie bogotano, literal. Yo conocí todo el parche y toda la escena por El Enemigo. O por mi novio de ese entonces porque él veía los videos de El Enemigo. Yo no iba a los toques pero me la pasaba encerrada en mi cuarto pillando los temas por internet. Sobre todo escuchaba y escucho Los Dinosaurios Murieron Ayer. Pero inicialmente escuché mucho a Ángel Dumile”.
Aunque Ángel se dedica al trap y al perreo, en esta canción canta junto a Los Dinosaurios Murieron Ayer:
Esos dos artistas hicieron parte de un colectivo hoy extinto llamado Adelante, junto a bandas como Distimia Agorafóbica, La Hermanastra Más Fea o Bonanza Firulais.
“Me inspiró para lo que hago hoy que se volvieran personas más cercanas y que yo pudiera verlos moviéndose para hacer música, para hacer y sacar adelante sus cosas”.
La escena indie sigue dándole mucho en qué pensar a lila sky. Sobre todo a partir de un personaje central para el auge del emo capitalino.
“Me gusta mucho el trabajo de MiruMiruMiru (Miriam Oviedo, cantante de proyectos como Tropecientas no me olvides, Basuraastillada o Los Reyes del Visaje, y diseñadora del proyecto Árbol, que debutó la semana pasada su primera línea de ropa en Casa Rat Trap).
Me gusta mucho que su trabajo explora lo visceral en el ser humano”.
Lo más definitivo para su decisión por la exploración musical fue, sin embargo, quien probablemente sea el mayor estandarte mundial de la música hecha totalmente en la autogestión y decididamente multidisciplinar:
“Un día, mi novio y yo vimos un documental de un artista que se llama Daniel Johnston1. Yo lo vi y me desperté. Dije: ‘¡Quiero hacer música! ¡No me importa, o sea, no me importa!’ Él hacía lo que se le daba a la gana.
“Desde que me decidí en adelante, todo se empezó a ordenar. O más o menos. Cuando tomé este camino en plena en pandemia, me metí a clases personalizadas de piano, hasta que dije ‘no, no me trama que alguien me enseñe’. Me gustan mis ideas y mi propia perspectiva porque siempre confío mucho en mi gusto.
Antes, cuando iba por la calle, a veces grababa cosas con melodías que escuchaba. Pero no sé ni para qué, o sea, no con un fin o algo así.
Después de ver el documental de Daniel Johnston ese día, todo cambió. Me acuerdo de que tenía un amigo en Facebook que me dijo que quería hacer música y me envió un audio que hizo en guitarra. Al día siguiente le escribí y canté una letra desde mi celular, muy motivada”.
Ese primer ejercicio desapareció de internet. La versión más temprana que se encuentra de esta faceta es el tema “reflejos que me indican cómo conocer mi oscuridad y en ella encontrar luz”, del 12 de julio de 2020. En él, Danna susurra un poema temeroso pero incitante. Su voz avanza, como un manifiesto, una oración o una declaración de principios.
una luz / una luz me escribió/ yo no sabía qué era la oscuridad/ hasta que la conocí
te mienten, no te quieren entender/ tú, búscate adentro/ donde el fuego renazca / entra en el vacío
siente cómo respiras
y deja que te queme / deja que te mate / tu hazte más fuerte / no le temas a morir / ni le temas a vivir / respira... estas vivo
existe el miedo, pero estas vivo
búscame donde nunca te vas a encontrar
El aire desplegado por su respiración rompe suavemente contra el micrófono de su celular, como la marea de madrugada se acuesta contra las rocas al borde del mar. Sus palabras flotan sobre frases de guitarra, por debajo de un video en reversa de ella (des)maquillándose lentamente frente a la cámara.
“Esa melodía la hizo mi siguiente novio, tada —cantante de trap, actual miembro del colectivo deities junto a artistas como Sa!koro y Ángel Dumile—. Yo escribí y grabé algo y lo subí. Estaba en el proceso de crear una imagen en mi Instagram y de hacer que ya no me importara tanto lo que pensaran los demás sino hacer.
Realmente, mi primer tema se llama “love hurts” y también lo hice con él. Lo saqué solo en SoundCloud inicialmente. Esa melodía también la hizo tada, pero hace mucho. Un día, simplemente la cogí y canté sobre eso. Lo que digo es lo que estaba sintiendo y ya”.
Explorando el SoundCloud y las redes de Danna, se puede dar con un proyecto paralelo a lila sky. Va por la misma línea folk del primer ejemplo. Según nos cuenta, en algún punto ella pensó plantearlo bajo un nombre distinto a lila sky y hasta probó con poner en internet una que otra cosa bajo ese otro título —que ha mantenido en secreto y no voy a boletear. Afortunadamente ella está cada vez más decidida a hacer coexistir todo su mundo creativo en lila sky, encontrando cómo encajar el mundo de la música de fiesta con el de sus exploraciones confesionales y de declamación.
También, en su formato en vivo, la música triste, lenta, lo-fi de lila ha hecho su aparición.
Los temas que siguen esa corriente exponen mucho más de su rango y su distintivo vocal que su faceta bailable. Además le dan otra dimensión a su habilidad como interprete, escritora y selectora de instrumentales. La intimidad y vulnerabilidad que exhiben se centran temáticamente en la exploración de sus inseguridades, miedos y dolores. No es que el resto de la música publicada por lila no tenga mucho de eso ya: es que es como si los temas tristes o inseguros que rozan con el trap o el reguetón fueran lo que uno le dice sobre su dolor a quien lo causa; y como si la cara folk/bedroom pop fuera un diario.
Encima, los videos que acompañan algunas de estas experimentaciones muestran mucho del proceso de composición para ambas instancias de su visión musical. Lila no tiene entrenamiento formal alguno. Lo que hace por lo general, según nos contó, es que se aproxima a la música “perdiendo el tiempo” en SoundCloud hasta encontrar un instrumental con el cual resuene y que la llame a escribir o improvisar encima. Graba eso. Luego, la composición se elabora proponiéndole por Instagram al productor del beat que colaboren, tras enviarle un audio o mostrarle su experimento basado en su pieza.
Esos freestyles o declamaciones dejan a quien los escuche con mucha curiosidad sobre el potencial de que ese tipo de música coexista con su otra faceta. Un primer paso en esa dirección se ve en uno de sus temas más reciente: “ni tu saliva”, con la producción de otra gran joven promesa de la música emergente de Bogotá, Diegoniverse.
i got a plan
Después vinieron los primeros temas de perreo, que fueron también los primeros ejercicios de grabación en un micrófono profesional y los primero choques creativos y personales con colaboradores con los que hoy prefiere mantener distancia.
“Las cosas han cambiado mucho pero sigue siendo denso ser mujer y hacer música de este tipo acá. He tenido muchos conflictos con los hombres porque el mundo se ha hecho más para ellos y les cuesta que una mujer no sea complaciente. Yo amo mi proyecto y por eso tiendo a decir lo que pienso siempre. A algunos hombres les pudo rayar más de una vez, y me he dado cuenta de que a los hombres los tienden a apoyar mujeres y hombres pero, a una mujer, muchas más mujeres que hombres”.
Lila dejó de ser una chica que escucha reguetón pero lo oculta a una mujer que se decide a ocupar una tarima perreando y cantando sobre llevar a manes como perros hasta el infierno. Ese paso no es sencillo. Lila lo dio inspirada también por mujeres.
“Cuando salía con tada y empecé a conocer más de cerca a la gente que hacía música underground aquí en Bogotá, me di cuenta de que muchas de esas personas, que uno creería que buscan alejarse lo más posible del mainstream, escuchaban resto de perreo. Una nena me envió una vez el tema "mi crush" de la Albany y fue de lo primero que me hizo volar la cabeza en ese sentido. Por ahí fue que empezó a pegarme el neoperreo. Por ese tema entré a ese mundo de La Zowi, Yung Beef, Bad Gyal, etc.”
“Pero quizás lo más decisivo para mí fue el álbum Juguete de Isabella Lovestory —nacida en Honduras—. Al comienzo tenía algo de resistencia al neoperreo, pero ya con este disco la perdí por completo y me di cuenta de que toda la gente a mi al rededor estaba metida en ese mundo. Se me hace que ella es muy inteligente. Necesitas serlo para decir las cosas que dice como las dice. Está soltando un montón de cosas que siente pero de una forma silly y que a la vez te impacta.
En ese tiempo yo andaba un poco creída y dándomelas de que yo era así como ella, jaja. Una canción que me gusta mucho es “promesa rota”. Ahí se muestra de forma muy sencilla la manera en la que ha decidido ser frente a los hombres, ¿sabes? No hay una complacencia ni una sumisión sino una forma de acercarse que uno piensa pero no dice ni hace. No se nos ha dejado ser groseras, expresar disgusto, desdén o menosprecio desde un lugar que no sea la indignación sino el ego. Y eso sí se les ha permitido a los manes”.
Lila agrega que Isabella Lovestory la inspiró a pensarse cómo quisiera ser percibida si pudiera elegir, qué hubiera querido decir y no dijo en ciertas situaciones, qué tipo de poder querría tener. Y, quizás más importante aún:
“Algo muy chimba y que me ayudó a soltarme a la hora de cantar fue ver que desde que saqué mi primer reguetón mi público principal fueron mujeres. Les gusta. Se farrean, se sienten seguras y con poder. ¡No creí que fuera a poder causar eso!”
El productor Nick León ha contribuído desde Miami a la música de artistas como Isabella Lovestory o Rosalía, definiendo el sonido de la música de fiesta en nuestro continente. Incluso de la fiesta electrónica, a través del sello paisa TraTraTrax. De la misma forma, varios de los productores con los que lila sky ha trabajado son lejanos a la tradición latina de primera mano. Por eso pregunté qué opinaba sobre el perreo hecho por extranjeros.
“El primer tema de reguetón que tengo publicado se llama papy y fue hecho con Sibla417, un productor alemán. Y fue porque yo me puse a buscar productores y a buscar y a buscar hasta que di con este sonido muy diferente. Por su contexto perciben de otra forma algo que para nosotros ya está muy naturalizado.
Obvio que hay cosas que nacen de sitios y eso tiene su peso, pero en este punto de la historia todos los géneros son de todos. Hay cosas que están mal de desconocer ese origen. Pero, ¿a quién no le gusta a música de muchas partes del mundo? Me gusta como las cosas evolucionan, como los elementos del pasado vuelven de otras formas y como nada es totalmente original.”
Dato curioso: en la producción de la voz de varios de sus temas, lila ha encargado a Santiago García Lozada, conocido como “el profe”, cantante de Nicolás y los fumadores.
“Pg4ito”, “PUSSYCORE”, “TuyYop.mp3”, “Slow Dance”, “gatito” y “Kitty Kawai” han intercalado entre productores locales y extranjeros pero han mantenido una línea de perreo y romantiqueo constante. Incluso, el tema “garden guardian”, con SZMUG, completa la diversidad de este lado de su apuesta musical con un sonido más cercano al breakcore, permitiendo que lila se acerque de nuevo a la música que farreó de pequeña en las fiestas de la escena drum & bass y se pare duro en su visión antipurista.
mimimi meaaaw baby awn

Si hay que hablar de una persona del extranjero que ha marcado el trabajo de lila sky es de DJ G2G. Mitad de Dinamarca, mitad de Uruguay, es une DJ y productore que ahora es una estrella de los mashups en TikTok e Instagram —y hasta en los conciertos de Charli XCX en los que han puesto su música—. DJ G2G fue quien la conectó con el español Merca Bae para el tema “Boca” y quien produjo el EP debut de lila sky: Candyxx World of Luv.
Píllenle este set:
“Primero nos hicimos amigues online. Después, sí fue como que me fue enviando beats. Y todos me fluían mucho. Me enviaba uno y ese mismo día escribía la letra. Así nos fluyeron cinco temas. Seis si contamos uno que quedó fuera del disco. Todo me fluía mucho con elle porque creo que vibramos igual.
Yo le seguí en Instagram pensando "wow, me encanta su estilo", y no sabía que era DJ ni nada. Fue solo por su estilo. Nos conocimos por mis dibujos. Me metí en un mundo ahí todo raro por medio de ellos.
“Es un mundo digital todo extraño. Es una comunidad de gente que dibuja y comparte toda una estética diferente y futurista. A muchos les han gustado mis cosas. Una vez me pusieron en una revista de arte digital en Instagram, llamada Please Do Not Touch, y ahí me empezó a seguir harta gente de todo el mundo que empezó a ver mi proyecto.
La curaduría de ese medio sostiene una estética común. Un amigo me la mostró cuando estaba en la etapa de mi autodescubrimiento y de explorar cosas. Apenas me la vi empecé a hacer mis dibujitos. Al principio eran en Paint. Así no tenga técnica de nada, yo aprendo muy rápido. Eventualmente empecé a editar sobre fotos, a hacer portadas, etc.
Cuando definí del todo esa imagen mía, el algoritmo de Instagram empezó a mostrarme recomendados también. Nos seguíamos entre personas con estilos parecidos de esa forma”.
Incluso, Danna realizó en Medellín la exposición La glitch fantasy de una gatita por invitación del colectivo queer Grilleo. Fue la primera fecha que organizó ese parche y, además de dar espacio a artistas visuales emergentes, en la noche se convertía en fiesta. “Fue de las mejores farras en las que he estado y fue el mejor concierto que he tenido”. Lila se encontraba a sí misma, en sus distintas facetas, en el corazón de un mundo en el que era radicalmente aceptada.

“Cuando DJ G2G y yo empezamos a hablar por Instagram, escuchó mi música, le gustó y me empezó a mandar beats a los que yo respondía cantando. Eventualmente me dijo ‘quiero ir a Colombia, nunca he ido. ¿Conoces promotores?’. Yo fui la que le dijo a la Putivuelta (colectivo de fiesta queer de Bogotá) que le bookearan. Se quedó en mi casa, parchamos y conectamos resto durante veinte días en los que también grabamos.
El EP significa mucho para mí porque le metí mucho cariño. Fue muy influenciado porque estaba volviendo a la fiesta en Bogotá y Medellín. Especialmente a la que hace parte de la escena queer underground. Cogí todos los sonidos que me estaban rodeando —como el RKT o la electrónica de Merca Bae—, todos esos espacios de fiesta que los artistas —incluidos los DJs— han ido gestionando para las personas que somos diferentes, que queremos bailar con comodidad y seguridad respecto a nuestros cuerpos, nuestra sexualidad, nuestros gustos”.
“Le puse Candyxx world of luv porque quería reflejar el mundo que estaba viviendo en mi cabeza: quería que fuera una fantasía, que fuera todo rosado, que fuera un nuevo mundo en el que entraba. Fue un nuevo tipo de fiesta que me hizo conocer más sobre mí misma, me dio unos nuevos amigos y fue un espacio en el que sentía que podía ser más yo que antes”.
don’t play the victim
Eso no quiere decir que Danna crea que la escena queer es el paraíso perfectamente seguro que todos quisieramos sentir en todos nuestros espacios de fiesta. Pero sí que se vale soñar, y que se vale pensar cómo la oscuridad que hay en todo y en todos es, quizás, un clamor por amor y comprensión.
Cuando ha hablado en otras entrevistas del hecho de que iba a farras desde muy temprano, y de lo fuerte que fue esa experiencia, ha dicho que "estaba en una fase de permitirme explorar mi maldad". Hay muchos lugares comunes, como el concepto del ying y el yang, para entender esa idea del dualismo interno. Esto es lo que significa para ella:


“Ser un artista es explorarse mucho a uno mismo por dentro para conocer al ser humano. Hay que escarbar adentro, adentro, adentro, para poder sacarlo. Yo he sufrido de depresión y tengo mis cosas, jaja. Esa necesidad de entenderme y a lo que estaba pasando me hizo verme de forma que no implicara rechazarme a mí misma como ya lo hace la sociedad. Y eso se extiende a otros aspectos como la sexualidad. Para mí ha sido muy importante entender la estética y la política queer por eso: por lo que significa ser diferente a pesar de ser siempre rechazado y lo que puede significar de repente sí ser aceptado en un espacio tal como eres.
Me gusta mucho lo oscuro pero tierno. En todo mi trabajo… en general en todo lo que he construido, siempre he tenido que ver con el juego entre las dos cosas.
No quiero negar la maldad que existe en el ser humano. Hay reglas sociales que tienen una historia, que existen y que pueden funcionar. Pero todos tenemos deseos, miedos, cosas oscuras dentro de nosotros que ponen en riesgo que podamos vivir bien y convivir entre todos. Si uno no las conoce, si uno no sabe de dónde vienen o qué significan, ahí es cuando salen a flote de maneras pailas. Necesitamos conocer esa parte de nosotros, no negarla. Saber que está ahí y por qué para, a partir de eso, mirar uno qué hace”.
Nota: Además de las fechas en las que lila sky tocará por México durante octubre y noviembre, sacará un tema nuevo el próximo viernes 11. Síganla a ella aquí.
El documental The Devil and Daniel Johnston, dirigido por Jeff Feuerzeig, es brutal, y está disponible en Colombia via Amazon Prime.